20 mar 2007

Fe de Etarras

Con el paquete bajo el brazo, Paco caminó las pocas cuadras que tenía que recorrer para llegar a la Plaza Mayor, ahí donde los niños jugaban, donde los ancianos paseaban y donde los paisanos pasaban el rato charlando. Al llegar se sentó en una de las mesas con sombrilla, apoyó su paquete en una silla contigua y pidió, con gesto de desprecio, un refresco al camarero de tonada sudaca.
Mientras pasó ese tiempo ahí sentado, Paco no miró a nadie ni a nada, concentrado en algunas manchas imborrables de la mesa bebía en silencio. Cinco minutos después se levantó de un salto y comenzó a marcharse. El pequeño Jordi le gritó desde lejos - Señor, se ha olvidado el paquete en la silla. - pero Paco ni siquiera volteó a mirar al niño.
La bomba explotó justo en el momento en que Paco salía de la Plaza Mayor, en las manos de Jordi y en medio de una multitud. Al oir el estallido Paco pensaba - Una tuerca ha sido apretada, la maquinaria de la independencia está completándose. -
La bomba aniquiló a mujeres, niños, ancianos y al pequeño Jordi le dio su independencia espiritual. Y Paco, en la habitación de su casa tiene fe, tiene mucha fe que dentro de poco él pueda conseguir su independencia vasca, obviamente, para lo cual continuará truncando los proyectos personales de otros humanos para poder conseguir el suyo individual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

humm...what s this????.....

Brian Janchez dijo...

hahahaha, tenes fe de rata.
brian.