26 feb 2007

Terminator IV

Cansino y agobiado era mi caminar cuando mis ojos se cruzaron con él; su figura pecadora me atrapó en invisibles redes de placer; me sorprendió su colorido festivo y no pude evitar enamorarme; fue un impulso primitivo. Desde mis más íntimos sentimientos.
Me lo llevé. A partir de ese momento, junto a él, mi vida comenzó a ser otra. Entretuvo mis horas con fantasías infantiles; puso ante mí un mundo de imágenes desconocidas; le he llegado a confesar mis pensamientos más íntimos; pero su voz y alaridos infrahumanos me sorpendieron. Perdí el juicio: vivía para él y por él.
Acorralado y desesperado tuve que denunciarlo. Pero nadie escuchó mi voz temblorosa, producto de la abstinencia de una de las más corrosivas adicciones. Dejé mi miserable existencia en sus pútridas manos. Así terminé. Como un imbécil total.
El paso del tiempo terminó dándome la razón. Hoy, todos en la ciudad ambulan con su miserable compañía, los atrapó en sus garras con la misma facilidad que a mi, aprovechándose de los adolescentes y su fragilidad de carácter. Rezo a Dios pidiendo que pueda liberarnos de la bestia y escupo treinta veces al suelo repitiendo su maldito nombre: Sony Ericsson T637.

Los chicos vienen cada vez más inteligentes

Una idea que se me cruzó por la cabeza después de ver a varias parejas con hijos pelear por insignificancias que podrían arreglarse, si no fueran dos completos desconocidos entre si. Bueno, decidí llevar la idea al papel... virtual.