Viernes 21 de Noviembre, es de noche en suiza y el frio bajo el cielo es casi una premonición al frío que está por llegar.
Un grupo armado ingresa de improviso en el CERN, los científicos son tomados de rehén y comienza el último espectáculo. El científico Von Hulrich ingresa al laboratorio secundado por guardaespaldas armados y comienza a reír con locura, casi al punto del extasis.
Cabe aclarar que Von Hulrich creció leyendo historietas de científicos locos que querían dominar el planeta... bueno, él creía que eso era un juego de niños, él pretendía dominar el UNIVERSO.
Von Hulrich no pidió nada a cambio, no pretendía más que ser el dueño absoluto de todo lo conocido y por conocer, entonces puso en funcionamiento el Gran Colisionador de Hadrones y sus ojos se redondearon en extremo.
Ni siquiera oportunidad de ver la gran luz blanca tuvo el científico, ningún ser en el planeta ni en el universo se enteró de nada. El vacío absoluto reinó por todos los rincones y luego del Big Bang II todo volvió a comenzar.
De todas las multiples personalidades que poseo, la que se dedicó a la escritura tal vez es la que menos creció en todos estos años, incluso, por momentos me da la sensación que ha involucionado en ciertos aspectos expresivos y narrativos. Es como un chico (el nene) que no se alimentó bien en sus primeros años y ahora, un poco más maduro tiene problemas graves para avanzar en su área. Para tratar de arreglar, lo mejor posible, ese problema es la razón por la que este blog existe.
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