Hace tanto que no escribo en este blog que ya me olvidé como era... hace tanto que no escribo en ningún lado que no me acuerdo como se hace. Es como olvidamos la risa que tenemos todos de bebé, una risa que estalla y se estira difumándose con el pasar de los segundos, entonces nos amoldamos una risa más acorde con nuestra personalidad pero más que nada con el buen ver social. Mostramos todos los dientes; nos tapamos la boca; tenemos convulsiones pectorales, a veces un resoplido... pero cada una bien alejada de la primigenia e inocente risa de bebé.
Entonces un día estás jugando con tu hijo/a y esa risa vuelve, la volvés a escuchar, trayendo debajo del brazo mil otras cosas que se perdieron en el tiempo y que por la gran cantidad de ellas uno no puede llegar a detectar conscientemente y que tampoco nos importa hacer, pues, en ese momento estamos más ocupados disfrutando de lo que se llama felicidad.
De todas las multiples personalidades que poseo, la que se dedicó a la escritura tal vez es la que menos creció en todos estos años, incluso, por momentos me da la sensación que ha involucionado en ciertos aspectos expresivos y narrativos. Es como un chico (el nene) que no se alimentó bien en sus primeros años y ahora, un poco más maduro tiene problemas graves para avanzar en su área. Para tratar de arreglar, lo mejor posible, ese problema es la razón por la que este blog existe.
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